EN EL KINE 24: TERROR, TUMBAPATOS E HIPÓTESIS ACUSATORIA
DUDA RAZONABLE: Dícese cuando la evidencia que está más allá de la duda razonable es el estándar de evidencia requerido para validar una condena criminal en la mayoría de los sistemas acusatorios. Generalmente el fiscal tiene la carga de prueba, y se le exige probar su versión de los hechos conforme este estándar. Esto significa que la proposición que es presentada por la fiscalía tiene que ser probada en la medida en que no podría haber ninguna "duda razonable" en la mente de una "persona razonable" sobre si el acusado es o no culpable. Todavía puede haber una duda, pero solo en una medida que no afectaría la creencia, de una persona razonable, acerca de si el acusado es o no culpable. Más allá de "la sombra de una duda" es a veces utilizado como duda razonable, pero esto extiende más allá el último, a una dimensión en que puede ser considerado un estándar imposible. El término "duda razonable" es por lo tanto el usado. Si la duda afecta la creencia de una "persona razonable" sobre si el acusado es culpable, el jurado no es satisfecho más allá de la "duda razonable". El significado preciso de palabras como "razonable" y "duda" es normalmente definido dentro de la jurisprudencia del país respectivo.
TERROR: El género cinematográfico de terror existe como género desde mediados de la década de 1930. En sus inicios este género estuvo muy influenciado por la literatura gótica de autores como Bram Stoker, Allan Poe o Mary Shelley. El basarse en esta literatura para su creación fue todo un acierto, ya que el cine es el medio perfecto para plasmar todas las características propias de la literatura gótica.
En cuanto al género en el cine, obviamente una de las características del género de terror es hacer pasar miedo al espectador. Aunque parezca una obviedad visto desde el punto de vista que hoy día tenemos, el simple hecho de ir a ver una película al cine adquiere en la actualidad un concepto totalmente diferente al de hace casi un siglo.
A mediados de los años 30 del siglo pasado el ir al cine a pasar miedo era una misión que no todo el mundo era capaz de hacer. Incluso hubo veces que las salas de cine se quedaban medio vacías cuando los espectadores huían despavoridos.
A pesar de esto, las primeras películas de miedo fueron todo un éxito entre el público, siendo instantánea su aceptación popular y asentándose muy pronto las bases del género. Debido al éxito de estos films de terror, algunos estudios (sobre todo la Universal) se percataron del éxito comercial de estas películas y fue aquí cuando comenzó la historia del cine de terror.
Desde entonces los cines se han ido llenando de fantasmas, extraterrestres, vampiros, hombres lobo, demonios, zombis, payasos asesinos, gore, torturas, animales viscosos, brujas… Tramas que giran en la aparición de una fuerza “maligna” que aterra a los protagonistas y éstos deberán luchar contra las adversidades para lograr salvarse. Con el paso de las décadas, el género ha ido evolucionando, surgiendo numerosos subgéneros del cine de terror como: Terror Serie B, el terror de ciencia ficción, el slasher, películas de zombis, el cine gore… y un largo etcétera.
TUMBAPATOS: Pese a lo anterior, no hay mayor terror que el miedo hecho realidad; en este artículo daré mi opinión a la miniserie Duda Razonable; Historia de Dos Secuestros (2021) recién estrenada en la plataforma Netflix ; es una historia de terror verdadero, donde se presenta la historia de cuatro hombres que por azares del destino se cruzaron en Ciudad Pemex, localidad del municipio de Macuspana, Tabasco (dónde, por cierto, residí de 2005 a 2007) y terminaron tras las rejas por secuestro y aunque son absueltos, inesperadamente después enfrentan un segundo juicio por el mismo ilícito.
Gonzalo García, Juan Luís López, Darwin Morales y Héctor Muñoz cuentan sus historias, pero también se puede ver el drama que viven sus familias mientras las autoridades ministeriales son exhibidas en una serie de inconsistencias en el caso. No es la primera vez que vemos este tipo de documentales, sólo que las fuentes, las maneras de exhibirlo y, sobretodo, el sentido que adquiere en el contexto político, social y cultural que ahora hacen posible su exhibición, cambiaron. Sin embargo, correspondiente con un mundo conectado, la narrativa de terror que sus realizadores Roberto Hernández e Issa Guerra logran, mostrándonos que cuando se trata de hacer justicia en México, las historias raramente tienen un final feliz. En el caso de Duda razonable: historia de dos secuestros, la premisa no solo no cambia, sino que se desarrolla entre dramáticos giros que ni el mejor escritor de terror pudo imaginar. La trama inicia con un leve accidente de tránsito y de pronto escala a una narración de inconsistencias judiciales, tortura, discriminación, una acusación de secuestro, el penal en Macuspana y una sentencia de 50 años.Como breve referencia histórica, recordamos que hace 10 años, Roberto Hernández realizó junto a Geoffrey Smith el documental Presunto culpable que exponía la corrupción del Sistema Penal y Judicial mexicano en el caso de José Antonio Zúñiga, acusado de homicidio sin pruebas en su contra. En aquel momento, la exposición del caso y las evidentes muestras de corrupción sentaron las bases para cuestionar y reformar el Sistema Judicial en 2016: Se implementaron los juicios orales, se unificó el proceso penal para que todos los mexicanos sean juzgados de la misma manera y se aprobó la grabación de las audiencias. Ese mismo año, Hernández viajó a Tabasco, específicamente a Macuspana y Villahermosa, las primeras localidades donde se aplicaron las modificaciones. En las cárceles de ambas ciudades realizó 450 entrevistas entre los internos, quienes narraron sus historias personales y cómo habían sido detenidos.
Entre estas historias conoció la de Héctor Muñoz. Él iba rumbo a su trabajo cuando una camioneta le pegó a su coche; al bajarse a reclamar, el otro conductor le disparó y luego lo persiguió. En la gasolinera donde se escondía fue detenido por la Policía junto a Gonzalo García y Juan Luis López. Los tres fueron puestos a disposición de las autoridades, señalados de secuestro, igual que Darwin Morales, quien había sido detenido en otro lugar.
Roberto Hernández retrata la historia de estos hombres, de los cuales tres siguen en la cárcel, a lo largo de cuatro episodios de poco menos de una hora cada uno, muestra los traspiés alrededor de este caso que permanece abierto y donde también queda expuesto el uso indebido de la tortura como método de investigación. El documental señala grandes errores del Sistema Jurídico como es la incompatibilidad en algunas de sus funciones: El investigar, el custodiar a una persona detenida y la función de litigar un caso.
La serie busca vincular al espectador con las historias que narra para exponer estos casos de injusticia que son una pequeña muestra de las irregularidades que se viven en las cárceles mexicanas, donde una parte considerable de la población recluida son personas en realidad inocentes. Vemos además los esfuerzos de construir una defensa que, a pesar de la gran capacidad y sentido humano de quienes la encabezan, se ven obstaculizados en todo momento; toman aquí nuevamente relevancia las palabras del Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración Alejandro Encinas el pasado 29 de julio de 2021, cuando mencionó que el gobierno federal va a terminar con la tortura en el país: “Si queremos erradicar la tortura -como una práctica regular que durante muchos años existió en nuestro país-, no podemos andar con medias tintas ni con duda. Cualquier persona, sea quien sea, haya sido objeto de tortura debe ser puesta en libertad de inmediato, y los torturadores deben ser castigados. Esta es una nueva política que está impulsando este gobierno”.
Por otro lado, en cuanto a su valor cinematográfico es magistral. Sus cuatro episodios se van volando por la increíble agilidad de todo este concepto en términos audiovisuales. Issa Guerra y Roberto Hernández son los responsables de no poder soltar esta miniserie ¡Qué terror vivir en México! ¡Quién está por encima de nosotros! ¡Quién nos cuida! ¡Quién nos arruina la vida en una fracción de segundos! Olvídense de las decenas de spin-off de CSI, NCIS, Criminal Minds y anexas, y vean como realmente se hace el trabajo forense en nuestro país.
HIPÓTESIS ACUSATORIA: A manera de conclusión, únicamente diré cuatro cosas: por un lado preocupa el silencio de las autoridades ministeriales y judiciales del estado de Tabasco; porque esto las coloca a un nivel más allá de la arrogancia, esto significa que ya no les importa la opinión pública; por otro lado, si aplicamos la duda razonable y los protagonistas son inocentes, ¿quién está buscando a los verdaderos culpables de los secuestros que se presentan en la serie? ¿Estamos a merced de la impunidad, la ineficiencia y la corrupción del poder judicial?; En tercer lugar, el documental es muy honesto y a diferencia de la mayoría de los contenidos con los que las autoridades tienen que lidiar a diario, no está diseñado para apoyar o para perjudicar a un político, para apoyar o para perjudicar a un partido. Es lo que es, la realidad de este país donde cualquier policía puede detener a quien se le dé la gana, acusarlo de lo que se le ocurra, torturarlo, encerrarlo, arruinarle la vida, desgraciar a su familia y condenarlo a vivir tras las rejas durante décadas. Finalmente, este relato, como muchos que se relacionan con la justicia en México, no tiene aún un final, y menos algo cercano a un final feliz.
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