Modernización, México y la Rebeldía Social


El adoptar una postura propositiva es una experiencia vital   ―experiencia que provoca un espíritu rebelde y en constante búsqueda― que es representada por todas las mujeres y hombres de nuestro planeta. Dichas experiencias en conjunto son lo que se define como modernidad: "ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos"[1]. Las sociedades modernas están fundamentadas en un mercado mundial siempre en expansión que lo abarca todo, capaz del crecimiento más espectacular, capaz de un despilfarro y una devastación espantosos, capaz de todo salvo de ofrecer solidez y estabilidad.


La crítica acerba al orden establecido, ya desprovista de las grandes esperanzas de los sesenta, derivó en un clima en el que han proliferado los entierros de la modernidad y las condenas de sus rasgos fundamentales, de la civilización que le dio origen y del planeta mismo como resultado de sus rasgos depredadores. La Postmodernidad es la condición reflexiva sobre lo moderno, “después de Auschwitz no es posible seguir simplemente escribiendo himnos a la grandeza humana” [2]. De esta conciencia deriva una visión que tiende a desinflar abultadas pretensiones y a debilitar convicciones sin óptica; de hecho, la Postmodernidad no hace más que continuar el rasgo intelectual característico de la modernidad: la razón crítica.


Es la razón crítica postmoderna la que se ve llevada a reconstruirse a sí misma, al igual que lo hace con todo. Este es el inestable paradigma circular que prevé Kuhn, al señalar “la existencia de las crisis como un prerrequisito absoluto para las revoluciones” [3]. Gracias en parte a esta situación la dinámica de la historia continuará impulsada por la ciencia y la técnica, que pueden dar también una salida a la atonía espiritual.


Junto a la Postmodernidad se establece la llamada era de la información, que con sus computadoras omnipresentes conectadas en red adquiere dimensiones utópicas, en las que la traducción de nuestras vidas enteras a la forma espiritual de la información parece hacer de todo el planeta, y de toda la familia humana, una sola conciencia. 


Así, en 1989 el sistema democrático de gobierno avanzó por todos los continentes emparejando los lineamientos económicos derivados de la crisis de los acuerdos de Breton Woods, que desde 1973 habrían hecho crisis empezándose a transformar en una economía de libre mercado neoliberal. 


El predominio de las fuerzas modernizadoras en la sociedad contemporánea no significa que esté libre de tensiones. Estas se manifiestan entre la globalización reticular de la economía, la tecnología y la comunicación y, por el otro, en la búsqueda de la identidad. Desubicada, a temporalizada, presa de una realidad inseparable de la ficción, mucha gente busca en las tradiciones locales o regionales, o en las culturas emergentes del cuerpo o la naturaleza, un ser que el poder de los flujos globales es incapaz de proporcionarles. Surge así un mundo de enajenación esquizofrénica, en el que muchos son lo que no hacen y otros hacen lo que no son. 


SOBRE EL AUTOR. - ANALISTA POLÍTICO, ECONÓMICO Y SOCIAL, LIBREPENSADOR, MELÓMANO, CINÉFILO, COMIDISTA, LECTOR EMPEDERNIDO, FAN DE LA F1, DE PITTSBURGH STEELERS Y DE TORONTO BLUEJAYS, ESTUDIANTE DE LA FENOMENOLOGÍA DEL RELAJO, TEQUILA, ANIMALISTA Y VEGANO EN POTENCIA.

   


[1] Marshall Berman Todo lo Sólido se Desvanece en el Aire. La Experiencia de la Modernidad, México, Siglo XXI, 1998, p. 1

[2] Th. W. Adorno La Disputa del Positivismo en la Sociología Alemana, Barcelona, Grijalbo, 1973, p. 121

[3] T. S. Kuhn La Estructura de las Revoluciones Científicas, Madrid, F.C.E, 1975, p. 278

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